17 de agosto de 2010

16.08.10

No se creía capaz de lo que iba a hacer, es más, aún dudaba de tener la valentía suficiente.
Pero allí estaba él , mirándola con esa sonrisa tan perfecta que tres años atrás la había enamorado.
En realidad nunca habían hablado mucho, sabía que era más una atracción física que otro sentimiento.
Pero le ponía, y mucho.
Se acercó a él pensando en lo que había ensayado delante del espejo aquella tarde unas mil veces.
Él la saludó como siempre y mientras, ella estaba callada, totalmente en blanco sin saber qué decir ni que hacer.
Y de repente algo en su interior le dio el impulsó, el valor, la esperanza de seguir adelante y sin más le dijo lo importante que era para ella, que no quería perderle. Lo mucho que lo necesitaba sin tan siquiera darse cuenta de ello.
Y él la miró, sonrió dulcemente y después de quitarle con la mano un mechón que resbalaba sobre su mejilla. La besó.

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